jueves, 19 de septiembre de 2013

Nuevas Contribuciones

Carlos Jurado
Mi contribución la extraigo del recorrido de mi último trabajo en cartel. Lo que me propuse abordar allí son las diferencias entre la institución psicoanalítica y la Escuela pensada por Lacan en el año 1967.
En el epígrafe de la “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, Lacan nos reenvía directamente a su texto “Situación del psicoanálisis y formación del psicoanalista en 1956”. Allí me detuve en la siguiente frase: “la historia nos muestra en Freud la preocupación que lo guía en la organización de la Asociación Internacional de Psicoanálisis”, y luego dice: “…asegurar el mantenimiento de su pensamiento en forma completa…” Además, sitúa un punto desde el cual mirar los fenómenos en los cuales Freud encaminó a la I.P.A. Toma el descubrimiento fundamental de la identificación del yo de cada individuo con una imagen Ideal y lo ubica como el punto a partir del cual una Institución se podría organizar y sostener, a condición de no tocar ese punto Ideal.
En la “Proposición…”, ya desde los dos primeros párrafos, Lacan sitúa este problema y propone una solución: la Escuela como el lugar donde se va a instituir algo nuevo, pero sólo en el funcionamiento. ¿Desde dónde va a surgir la solución al problema de la Sociedad psicoanalítica?  En la distinción entre jerarquía y gradus.
En el corazón mismo de la formación del analista ubica lo real. Esta distinción me permitió pensar que la Escuela tiene una prioridad distinta que la de sostener el Ideal; ese real que “provoca su propio desconocimiento” debe ser considerado en la experiencia y en la doctrina.
 Los interrogantes que aun insisten son: ¿De qué manera pensar la relación entre Escuela e Institución como comunidad topológica? ¿Cómo se dan los pasajes entre un espacio y el otro?  Pienso que lo que Lacan sitúa con su crítica a la formación en la IPA es lo que intenta poner en juego al fundar una Escuela, en la cual el progreso de la misma depende del trabajo de cada Uno. ¿Esta fundación podría inscribirse en el espíritu kantiano de la doble articulación entre deseo y formación?, a la cual le agregaría: ¿en el marco de la Escuela?



                                                    Una apuesta inédita
                                                                                                             Gisèle Ringuelet 

El movimiento de orientación lacaniana (MOL), creado como instancia para la conformación de una sección de la EOL en la ciudad de La Plata; está organizado por cinco comisiones que se convirtieron, en su funcionamiento, en carteles.
El trabajo de estas comisiones-carteles favoreció y facilita el intercambio de diferentes analistas de la ciudad y nos ha constituido en anfitriones de la inminente Jornada anual de Carteles.
Si como ya conocemos, el Cartel introduce a la Escuela en su dialéctica y es un órgano en donde se deberían reducir tanto los efectos de unificación como los de rivalidad grupal, el reto será cómo cada uno de los que participemos juegue con la alternancia alienación/separación que propone el Cartel, al propiciar el trabajo en conjunto y la producción propia de cada integrante.
Será con la diferencia de acentos, gustos e intereses que algo novedoso podrá producirse… aún.
Invitamos a nuestros colegas a que participen de esta Jornada que abre hacia un acontecimiento por venir.

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